Imagen CC: It’s all about love | Candida.Performa
A muchos padres, y sobre todo a las madres, el hecho de que sus hijos se vayan de casa les puede parecer el fin del mundo. De repente surge un sentimiento de vértigo, nostalgia, tristeza y vacío que piensan que no van a poder superar. Sin embargo, el Síndrome del Nido Vacío, como se le conoce comúnmente a esta situación, suele durar de seis meses a un año hasta que los padres se adaptan a la nueva situación.
En este sentido, Verónica Mayado, psicóloga del Instituto del Comportamiento, asegura que cuando los hijos se independizan surge una oportunidad para realizar nuevas actividades que nos enriquezcan y retomar otras como el tiempo con la pareja. Afirma que la relación con los hijos mejora en calidad cuando éstos abandonan el hogar familiar.
Para mitigar en lo posible la incertidumbre que se produce ante este cambio familiar, podemos poner en práctica una serie de medidas como:
- Adelantarnos al cambio diseñando previamente cuál será nuestro nuevo estilo de vida en el que hay que dedicarse tiempo a uno mismo.
- Apoyarnos en la pareja si la hay y dedicar tiempo a cuidar la relación.
- Retomar viejos proyectos aparcados con motivo de la crianza.
- Cambiar nuestras costumbres y hábitos. Hay que encontrar una actividad con la que gastar esa energía que antes dedicábamos a los hijos.
- No dramatizar sino buscar lo positivo siendo conscientes de que es un proceso natural.
- Pedir ayuda. Apoyándonos en amigos, familiares o asociaciones. La Asociación de mujeres Nido Vacío de Algeciras es un buen ejemplo de ello.
Si, a pesar de todo, se cae en una depresión conviene buscar la ayuda de un profesional.
