El duelo en los niños: ¿Cómo comunicarles la muerte de un familiar?

Imagen CC: Pràctica avançada | Oryctes
A veces, en la vida se producen situaciones desgraciadas que escapan a nuestro entendimiento como adultos y, más aún, a la comprensión de los niños. Nos referimos a los casos en los que se pierde a una persona muy allegada, dejando a una familia descompensada y obligándola a replantearse su estructura vital.
Muchas veces estas situaciones aparecen de forma inesperada y el dolor no nos deja reaccionar de forma adecuada ya que no estamos preparados para ello. Cuando hay un niño en la familia que puede verse afectado, la tendencia general es ocultarle la desgracia y sobreprotegerlo para que no sufra. Pero, ¿es así como se debe actuar?
La mayoría de los profesionales en psicología infantil opinan, que nunca debe ocultárse la información a un niño acerca de un ser querido. Es más, afirman que ni siquiera hay que maquillar la realidad para suavizarla.
Sobre este tema realiza una interesante reflexión la directora del Centro psicopedagógico de Madrid,  ZanaMónica Escalona, quien opina que los niños tienen derecho y deben ser informados con sencillez, veracidad y en un lenguaje adaptado, de la muerte de un ser querido. Añade que en el momento de hacerlo, el niño debe ser abrazado y contenido por la persona más cercana o con el vínculo emocional más intenso, pero debemos decirle claramente que esa persona ha muerto y darle una explicación clara de la causa ( un accidente, una enfermedad…).
La psicóloga nos ofrece unas pautas sobre cómo hablarle a un niño que se encuentre en esta situación:

  • Debemos emplear la palabra muerte, no usar expresiones como se ha marchado de viaje y no va a volver o se ha dormido para siempre. Esto puede provocar angustia e inseguridad en el niño. Podemos añadir si lo deseamos aspectos de tipo religioso o espiritual.
  • Aclararle que él no ha tenido nada que ver en el suceso.
  • Debemos mostrarle nuestros sentimientos sin dramatizar. Él también debe expresar sus emociones y sentimientos.
  • Hablar de la persona que se ha ido con naturalidad, sin evitar el tema. Es nuestra forma de mantenerlo vivo.
  • Estar atentos a las reacciones del niño sin caer en la sobreprotección. Pueden aparecer pesadillas, terrores nocturnos, regresiones como volver a orinarse en la cama, etc.
  • Mantener las rutinas y la normalidad en la familia puesto que ello da seguridad y confianza al niño.

Con respecto al debate sobre si el niño debe o no, asistir al funeral o cualquier otro rito como parte del proceso de despedida, habrá que estudiar cada caso ya que la respuesta dependerá de circunstancias como el grado de madurez y voluntad del niño y, también, de las escenas de dramatismo que se puedan producir allí.



Abrir chat
¿Necesitas información?
Centro Terapia Familiar
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?