¿Educar en la frustración?

 
Últimamente está muy de moda escuchar a los psicólogos infantiles, educadores y, lo peor, a muchos padres repetirlo sin entenderlo, que ‘el niño debe ser educado en la frustración’. Esta afirmación tiene que estar siempre sujeta al sentido común y no tomarla al pie de la letra. La psicóloga infantil Violeta Alcocer, opina en su blog que no es necesario darle al niño frustraciones gratuitas o artificiales. La propia vida y su interacción con los demás, van a proveerle de estas experiencias frustrantes de forma continuada y adecuada a su momento de desarrollo. Un exceso de experiencias frustrantes mina la propia estima y sobrecarga emocionalmente al pequeño, que incapaz de metabolizar esas emociones se sentirá superado por la angustia.

Por otra parte, la frustración tampoco debería ser evitada a toda costa. Proteger a nuestros hijos de la propia vida les impide el acceso a ese estímulo, el afán de superación y, además, les niega la parcela de información de la realidad, que es totalmente necesaria para que se hagan una idea adecuada del mundo en el que viven.

Así, la frustración que ayuda a crecer es aquella que le permite al niño experimentar el límite pero, al mismo tiempo, poner en marcha sus recursos internos para seguir luchando por aquello que desea o necesita de la forma más adecuada.



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