8 Consejos para evitar gritar a nuestros hijos

 
Es inevitable, los niños y sus padres llevan ritmos distintos y tienen intereses muy alejados. Muchas veces queremos que se vistan, que se laven los dientes o que preparen su mochila para salir al colegio, pero están tan enfrascados en su juego o en sus cosas divertidas que no nos ven ni nos oyen. No lo hacen con mala intención. En ese momento están en otro universo diferente al nuestro.
Esta situación, unida a nuestras prisas, preocupaciones y nuestro cansancio o mal humor, desencadena en un caos absoluto lleno de gritos, amenazas y castigos que resulta del todo inefectivo e incomprensible a los niños más pequeños. Como resultado, no habremos conseguido nada y tanto los niños como los adultos acabarán con una sensación de frustración e incomprensión mutua.
Si te suena esta situación debes saber que es reversible y que con un poco de paciencia y análisis puedes darle la vuelta. ¿Cómo? Te damos unas sencillas claves:
1.Las normas han de ser claras, cortas y sencillas. Para evitar los gritos es necesario que haya unas normas que entiendan todos los miembros de la familia, hasta los más pequeños. Estas normas deben regular el comportamiento en las comidas, en el tiempo de ocio, el papel de cada uno en las tareas domésticas, etc. Esto facilitará mucho las cosas.
2.Acuerda con ellos una señal para que sepan que estás a punto de empezar a gritar. Establece el protocolo de emergencia. Antes de que estalle la tormenta de gritos avísales de que está a punto de ocurrir esa situación tan desagradable que no os gusta a ninguno. Un aviso a tiempo puede que los haga reaccionar.
3.Actúa como si fueran sordos. Si no están en tu mismo universo en ese momento, no te van a escuchar. Así que usa otras tácticas. Tócales para que te atiendan. El contacto físico hace que podamos llegar al cerebro del niño por una vía poco habitual lo que provocará su sorpresa y aumentará la probabilidad de que nos preste atención.
4.Pídeles las cosas por favor. Estarás dando ejemplo y puede hasta que presten más atención. Según los expertos, desde los dos años de edad los niños desarrollan su instinto altruista y son más proclives a actuar de una determinada manera cuando perciben que están ayudando a otra persona.
5.Díselo al oído. Esta es otra llamada de atención como el contacto físico. Cuando te acerques y pongas la mano alrededor de su oído, tendrán curiosidad sobre qué les vas a decir y te escucharán con atención. Es como un juego. Además, si susurramos bajito, su atención auditiva tendrá que esforzarse para escuchar tu mensaje con lo que conseguiremos que se concentre, se calme y entienda el mensaje que le queremos transmitir.
6.Agáchate y háblales a su nivel. Es la única manera de que los estímulos les lleguen bien y sean percibidos por el niño como algo importante. Si les hablas de pie o a sus espaldas, es posible que no te hagan caso. No es de extrañar que el padre o madre que se siente ignorado se frustre y acabe gritando.
7.Sácales del contexto. Cuando el niño está absorto en un juego o saltando sobre la cama con sus hermanos es difícil que te pueda atender. En estos casos sólo suele haber dos alternativas para conseguir que el niño preste atención a tus palabras: Una es gritarle, la otra es sacarle del contexto que le tiene absorto.
8. Habla alto pero sin violencia. Gritar no tiene por qué ser necesariamente malo. Lo malo suele ser la ira que acompaña al grito. Para sortear esa ira prueba a empezar a gritar mientras juegas con ellos. Por ejemplo, puedes decirles “…el que no me haga caso se enfrentará a un castigo de cosquillaaaas….”. Solo si estás de humor… Así captarás su atención, casi seguro.
Si aún así la situación te supera y no tienes la posibilidad de que alguien te tome el relevo durante al menos un día, busca bibliografíapide ayuda a un profesional. Desde el Centro de Terapia Familiar de Murcia te deseamos mucha paciencia, mucho amor a tus hijos y suerte!



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